Catálogo Provocar lugares, Centro Cultural de España, México, 2003

Provocar lugares.

            

Se puede invocar al espacio y llegarlo a provocar a partir de un trozo de papel. Si decimos que el espacio se provoca es porque, cuando creamos lugares reales o virtuales, el propio espacio se suscita. Por un momento pasamos por alto que se genera, se delimita, se define, se diseña, a pesar de que todos estos procesos están involucrados. El dibujo geométrico de plantas, alzados y proyecciones puede estar destinado a alcanzar un resultado final, pero bien puede ser un punto de llegada. Paralelamente, lo que nace como un proyecto, ya sea con la intervención de un equipo que incluye desde calculistas hasta albañiles, o en el trabajo solitario de estudio, depende de su factura para que cobre sentido.

Desde la arquitectura y la pintura, desde generaciones muy distintas, se encuentran dos trabajos centrados en proyectar espacios. Tanto Antonio Attolini como Fernando Lerma siguen procedimientos racionales de diseño para provocar lugares emocionales de formas puras, color y luz. En el caso del arquitecto, siempre tiene en consideración los acabados y la iluminación como factores determinantes de sus edificios. El pintor juega con la ilusión de las formas a través del color. Ambos nos proponen rincones, nos invitan a habitarlos. Y es que las cosas en sí mismas son lugares, no solamente pertenecen a un lugar.

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